Por Ingrid Stein
En la provincia originariamente existían 2.700.000 hectáreas; en 1997 se estimaba que esa superficie se había reducido a 1.400.000 hectáreas y el último relevamiento indica que son 1.123.000 hectáreas. En la actualidad, la selva ha sufrido una notable disminución de su superficie y se observa como si fueran fragmentos verdes rodeados de áreas de cultivos, poblados y bosques implantados de especies exóticas como pino y kiri. Encontramos “muchas selvas en una”.
Biodiversidad
“La Biodiversidad es el conjunto de los heterogéneos organismos vivos que habitan la tierra. Este término nos indica ante todo el carácter diverso de la vida, formada por bacterias, hongos y líquenes, protozoos y algas, gusanos de diferentes tipos, insectos, moluscos, crustáceos, peces, plantas superiores, reptiles y anfibios, aves, mamíferos, entre otros. “El concepto de biodiversidad abarca también las diferentes comunidades de organismos o sea a los ecosistemas, donde se crean condiciones especiales que permiten que se desarrollen unas u otras especies. El propio hombre forma parte de la biodiversidad terrestre así como también la cultura de los diferentes grupos humanos. La humanidad depende de la biodiversidad para obtener alimentos, energía, medicinas, materiales para la elaboración de ropa y utensilios diversos, materiales para la construcción, para fines ornamentales, colorantes, cosméticos y otros.
Además de estas principales cualidades, la biodiversidad genera toda una serie de funciones ecosistémicas que permiten mantener la vida y las condiciones bajo la cual se desarrollan los diferentes organismos vivientes, incluida la especie humana. En la naturaleza los equilibrios son dinámicos. La contribución del hombre a la biodiversidad a través de la domesticación de especies animales y vegetales, llevada a cabo desde hace aproximadamente 10.000 años, fue un proceso que alteró el equilibrio de los ecosistemas; pero como fue realizado de manera progresiva permitió que a cada intervención el ecosistema estableciera un nuevo equilibrio.
La extinción de especies es un proceso natural de la evolución, pero el ritmo que tiene actualmente no obedece a procesos naturales. La actual civilización está provocando una enorme destrucción de la biodiversidad del planeta, tanto del número de especies como de ecosistemas, alcanzando también a grupos humanos y sus conocimientos (García Trujillo, 2000: 3). Las abejas están en peligro y, con ellas, también el ser humano.Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida”. Esta frase, atribuida por el cine a Albert Einstein, puede parecer excesiva, pero es una impactante manera de situar a este animal en el importante lugar que ocupa para la especie humana. Ahora, el planeta debe lamentar una peligrosa amenaza: las abejas son ya una especie en peligro.

Agricultura
“La agricultura es la simplificación de la biodiversidad. Su máxima expresión de reducción es el monocultivo. La agricultura busca la producción y para ello el hombre interviene con la preparación del terreno, la siembra, el manejo, la aplicación de insumos de diferente naturaleza y finalmente la cosecha. “
Cuanto más simplificado es el sistema mayor intervención humana es necesaria en las diferentes etapas, para poder lograr la producción y además mantener los servicios ecológicos, sobre todo el de regulación biótica que es el más sensible. Es sabido que la mayoría de las producciones agrícolas familiares se utilizan para el autoconsumo también para la venta en las ferias francas, al borde las rutas, puerta a puerta, intercambios con los vecinos, principalmente semillas o en eventos locales.
En sus chacras encontramos plantaciones de té yerba mate, tabaco, mandioca, maíz, poroto, zapallo y productos de huerta (lechuga, achicoria , cebollita , perejil, entre otras) o pequeños invernáculos para tomate, morrón, zapallo de tronco, lechuga).
Respecto a los animales, encontramos a la vaca como el integrante principal que provee de leche, bueyes en algunos casos para utilizarlos en las aradas, gallinas para ponedoras y carne y también cerdos; aquí nos encontramos con las abejas, que pueden ser tenedores de colmenas tanto de Apis como de meliponas. Sus instalaciones y herramientas son precarias, desgastadas por el tiempo y el uso. Algunos de estos productores realizan changas (trabajos extraprediales puntuales) para poder pagar gastos relacionados con la salud, la educación, la vestimenta, la diversión y los servicios, entre otros.
Algunos pocos son asalariados rurales, básicamente en forestación, yerba o en citrus.
En su mayoría no son propietarios de la tierra que trabajan y habitan. En la zona encontramos también productores más grandes y a las empresas. Ellos van ahogando con pinos y contaminación a los agricultores familiares para luego comprarles las chacras a precios irrisorios
La Agrobiodiversidad incluye todos los elementos que se interrelacionan en la producción agropecuaria: la parcela con cultivos, los espacios destinados a la cría de animales domésticos, los parientes silvestres de las especies cultivadas, las mal llamadas “malezas”, plantas parásitas, las plagas y enfermedades, animales depredadores y polinizadores, especies simbióticas, y toda la diversidad dentro de cada especie.
La Agrobiodiversidad es considerada fundamentalmente abarcando tres niveles:
- la diversidad de especies cultivadas y sus parientes silvestres (por ej. maíz, poroto, mandioca),
- la diversidad genética (variación dentro de cada especie, por ej. en el maíz se pueden identificar
distintas variedades tales como el maíz chala roja, el maíz caiano, el maíz blanco, entre muchas otras) - y la diversidad ecológica (o sea los distintos ecosistemas agrícolas, por ej. policultivos, sistemas
agroforestales, etc.) (Santilli, 2014: 1).
Pero también hay que incluir un cuarto nivel que es la diversidad de sistemas socioeconómicos y culturales, ya que es determinante conocer cómo es el acceso y la tenencia de la tierra, la distribución espacial y el tamaño de las chacras, qué trabajo realiza cada integrante de la familia, quienes buscan trabajo fuera del predio, etc.
Esto establece que la Agrobiodiversidad sea algo muy dinámico, siendo las personas, los animales, las plantas y el ambiente quienes le imprimen ese permanente movimiento. Este dinamismo adaptativo es lo que le permite a la Agrobiodiversidad adecuarse a las modificaciones buscando siempre nuevos caminos Los productores tradicionales saben manejar el dinamismo de la Agrobiodiversidad.
Agrobiodiversidad
La Agrobiodiversidad es el conjunto de vegetales (cultivados y silvestres) y animales (domésticos y en estado salvaje) que conviven en un ecosistema productivo, estableciendo entre sí y con el hombre una serie de relaciones que favorecen el mantenimiento de la vida y el desarrollo de las actividades productivas” Ampliando esta definición se puede decir que la Agrobiodiversidad se manifiesta bajo la forma de diversidad de plantas cultivadas, de ecosistemas agrícolas y también de tradiciones, costumbres y prácticas asociadas que son producidas y transmitidas por agricultores locales y tradicionales .
La biodiversidad agrícola proporciona, entre otras cosas, nada menos que la seguridad económica y alimentaria para las generaciones presentes y futuras. Es también el indicador de mayor importancia para la sostenibilidad general de los agroecosistemas.
Ella refleja los cambios que ocurren a favor o en contra de la sostenibilidad, su riqueza actual o futura. En las etapas iniciales de la domesticación de plantas y animales, debido al gran aislamiento geográfico de los agricultores y ganaderos tradicionales de diferentes regiones del mundo, cada uno domesticó diferentes especies logrando variedades y razas sin tener contactos con otros agricultores y/o ganaderos, permitiendo así una gran riqueza de diversidad genética.
No es «maleza»
Para la lógica de los monocultivos, cualquier otra especie que no sea la sembrada es una “maleza” y hay que eliminarla, siendo las especies silvestres las más hostigadas.
En realidad, en un ambiente natural, estas especies son colonizadoras ya que tienen la capacidad de desarrollarse en sistemas perturbados y deficientes, donde van proporcionando gradualmente materia orgánica, recomponiendo la flora subterránea, rompiendo la compactación del suelo, facilitando la percolación y almacenaje del agua, siendo hospederas de insectos, produciendo sustancias alelopáticas que facilitan la proliferación de ciertos organismos y dificultan la de otros, entre otras varias capacidades; para que, posteriormente, otras especies menos rústicas puedan desarrollarse en ese medio que se fue transformando en un lugar más apto para ellas. Si conocemos las capacidades de estas especies precursoras podemos desarrollar sistemas agropecuarios altamente diversificados e integralmente eficientes desde lo productivo, lo ecológico, lo sustentable; reduciendo drásticamente el uso de insumos externos.
La Agrobiodiversidad tiene ventajas en lo ecológico productivo, en lo sociocultural, en la alimentación y en la productividad.
A. En lo ecológico productivo
Está comprobado que la presencia de “malezas” en franjas intercaladas con cultivos atraen y sustentan la presencia de insectos predadores de plagas de dichos cultivos, posibilitando así el control biológico de las mismas y evitando el uso de insecticidas.
También la práctica de los policultivos es acertada, pues allí ocurren interacciones complementarias que tienen efectos en el control biológico de plagas específicas de los mismos. El aprovechamiento de estas interacciones para el diseño y manejo de los agroecosistemas exige entender los numerosos sinergismos entre las plantas, los herbívoros y sus enemigos naturales. Para ello es preciso elegir qué especies incorporar al sistema en forma selectiva para ayudar a restaurar los mecanismos de control natural. Esta metodología permite que el sistema sea estable a largo plazo. Estabilidad que no se logra al añadir enemigos naturales de plagas en monocultivos, pues cada año hay que volver a introducirlos debido a que desaparecen una vez eliminadas las plagas.
El desafío es diseñar y manejar un sistema lo más diverso y complejo posible pues solo allí se producen estas interacciones benéficas.
B.- En lo sociocultural
A estos efectos positivos en lo ecológico se suman otros que tienen que ver con la vida de la familia, ya que garantiza alimentos variados, aumenta la posibilidad de venta de excedentes, reduce la dependencia de semillas comerciales, facilita la convivencia en forma sostenible con el ecosistema y permite a los agricultores familiares reafirmar su visión del mundo y de su cultura.
Con la concentración de la tierra se reduce de manera importante la diversidad de propietarios y esto afecta a la producción de alimentos, tanto en cantidad como en diversidad. Los campesinos e indígenas tienen acceso a un cuarto de las tierras cultivables del planeta, y sin embargo con ese pequeño porcentaje producen más del 70 % de los alimentos (Página 12, 2015 (2)).
La Agrobiodiversidad tiene una estrecha relación con la seguridad y soberanía alimentaria de las familias y de las comunidades. Es ella la que posibilita generar alimentos en cantidad, calidad y diversidad. Con estos alimentos así producidos cada cultura confecciona sus platos típicos que le permite reforzar su modo de vida e identidad. Cuando se degrada la Agrobiodiversidad, las consecuencias son rápidamente notables en la vida de las familias.
La sustentabilidad y la biodiversidad son fundamentales para lograr la soberanía alimentaria y para ello es necesario un modelo productivo alejado del agronegocio ya que a éste solo lo mueve el lucro sin considerar la satisfacción de las necesidades materiales y culturales de la población
C. En la productividad
Existe gran variedad de combinaciones de cultivos que proporcionan mayores rendimientos que los mismos cultivos en un sistema monoespecífico. La siembra de maíz, poroto y zapallo en forma consorciada es una práctica habitual de los agricultores familiares en muchos países de américa.
Los ecosistemas (y los agroecosistemas) brindan servicios ambientales insustituibles, como ser regulación de la temperatura y humedad del ambiente, control del ciclo del agua, control de plagas, polinización, captación y filtración de agua, retención del suelo, autodepuración de ríos y arroyos, entre otros.

Bioindicadores
En la actualidad la contaminación ambiental y el deterioro de los ecosistemas requieren valorarse de manera rápida y eficiente, una herramienta efectiva para ello es el uso de grupos biológicos que funcionen como bioindicadores.
Entre los insectos, las abejas, además de ser especies claves en los ecosistemas y brindar el servicio ecológico de la polinización, son sensibles a las perturbaciones naturales y a las causadas por actividades humanas; por ello tienen especial importancia en la valoración de los ecosistemas y la calidad ambiental.
Las abejas son especies claves en los ecosistemas y esenciales en el mantenimiento de las comunidades vegetales, ya que son los principales polinizadores de las plantas con flores, e importantes por los servicio de polinización que realizan en diversos cultivos.
Las abejas silvestres requieren de dos recursos vitales, los recursos florales y de sitios para anidar, por ello responden a la diversidad y la continuidad de recursos alimenticios, como el polen y néctar, que obtienen de la floración en diferentes épocas del año y de la disponibilidad de sitios adecuados de anidación para su reproducción, los cuales las hacen sensibles a las perturbaciones del hábitat y por lo tanto excelentes bioindicadores del deterioro de los ecosistemas.
De manera general, se reconocen tres principales tipos de bioindicadores: los ambientales, los ecológicos y los de diversidad.
De acuerdo con Samways et al. (2010) las abejas han sido usadas como bioindicadores principalmente ecológicos y ambientales.

Las abejas como bioindicadores ecológicos son especies o grupos de especies que muestran los efectos de los cambios ambientales como la alteración del hábitat, la fragmentación o el cambio climático.
Las abejas como bioindicadores ambientales, responden predictivamente de manera observable y cuantificable a perturbaciones o a cambios en el estado del ambiente. Así, la riqueza y diversidad de abejas han sido usadas para evaluar los efectos de las perturbaciones en el hábitat.
Las abejas melíferas (Apis mellifera L.) se han utilizado por años, para monitorear la presencia de contaminación ambiental, rastrear metales pesados en ambientes urbanos, radioactividad, desechos y contaminantes industriales así como los efectos de plaguicidas y herbicidas (Da Rocha et al. 2010).
En diferentes regiones del mundo, se han utilizado abejas de distintos grupos taxonómicos como bioindicadores.
Entre estos se encuentran los euglosinos (Euglossini) (Hedström et al. 2006), las abejas recolectoras de aceites (Centridini), las cortadoras de hojas (Megachilini), las abejas carpinteras (Xylocopini) (Gazola y Garófalo 2009), los meliponinos (Meliponini) (Nates-Parra et al. 2008) y los abejorros (Bombini) (Sepp et al. 2004). También se utilizan como indicadoras de biodiversidad, cuando distintos taxa de abejas (e.g. género, familia u orden) reflejan la biodiversidad de taxa de otros grupos biológicos.
La sensibilidad de este sistema de bioindicadores consiste en que las evaluaciones no sólo dependen de la presencia o ausencia de abejas, de atributos descriptivos de la población o de los índices de diversidad clásicos, sino también de las interacciones o funciones ecológicas.
Tanto la abundancia como la riqueza de las especies de abejas están relacionadas con la riqueza de plantas del hábitat, una medida de los recursos alimenticios para las abejas. Además, con el aislamiento de los hábitats fragmentados disminuye la riqueza de enemigos naturales y el porcentaje de mortalidad (debido a parasitismo y depredación).
Se observó que la comunidad de avispas y abejas solitarias depende del uso del suelo, las zonas con menos manejo agrícola albergan mayor riqueza y abundancia de especies y tienen especies
demográficamente raras; mientras que los suelos más intensamente manejados presentan menor riqueza de especies y solo algunas especies presentan abundancias como las de los suelos no manejados
Abejas sin aguijón
Las abejas sin aguijón son uno de los grupos de abejas que se han diversificados más en el Neotrópico. Al ser generalistas en sus hábitos alimenticios y anidar en diversos sustratos de distintos ambientes, la alteración de las áreas naturales donde anidan tiene un importante impacto sobre la composición de la fauna y también se ve reflejada en la densidad de nidos.Por lo tanto, la riqueza de especies y la densidad de nidos son un reflejo del estado de conservación de un área bajo estudio. Se utilizaron los nidos de Melipona como bioindicador de perturbación, en áreas donde se deforestó para la ganadería y la agricultura. Encontraron nidos de siete especies de meliponinos dentro de estos usos del suelo y ninguno del género Melipona, las especies de este género solamente se localizaron en áreas donde la perturbación fue casi nula.
En Misiones se conocen 23 especies de abejas sin aguijón, tomando como base la publicación realizada por el entomólogo Arturo Roig Alsina (Roig Alsina et al. ( 2012) algunas se crían para obtener miel, cera o jalea real o solo son ornamentales en el jardín.
Abejorros
Excepto por algunas especies especializadas del ártico, los abejorros son en su mayoría generalistas, ya que se alimentan de amplia variedad de especies de plantas (Goulson 2003; Heinrich 2004; Michener 2007), que seleccionan de acuerdo a la longitud de su “lengua” y otras características, como el tamaño del cuerpo, la longitud de las alas, el volumen de néctar producido por las flores, la comunicación entre individuos de la colonia y sus requerimientos nutricionales, entre otros (Arbulo et al. 2011).
Las causas de este declive no son muy claras, sin embargo, se sugiere que las principales son la fragmentación y pérdida del hábitat, el uso de pesticidas, el cambio climático, el sobrepastoreo, la competencia con las abejas melíferas, la baja diversidad genética y la introducción de patógenos exóticos (Hatfield et al. 2012). Los abejorros son más vulnerables que otros insectos a la extinción debido a que su ciclo de vida es largo, de un año o en algunas especies de un poco más, con la producción de abejas reproductoras principalmente hacia el final de este ciclo, lo cual significa que incluso pequeños cambios en la adquisición de recursos podría tener grandes impactos en el desarrollo de nuevas colonias y su éxito reproductivo.
Otra característica que hace a estas abejas susceptibles a la extinción, es que requieren tres tipos de hábitats próximos el uno del otro, para la alimentación, la anidación y la hibernación (Colla y Paker 2008). Así, los abejorros pueden ser buenos indicadores ecológicos, debido a que responden rápidamente a ligeros cambios en su ambiente y pueden indicar con anticipación el posible efecto de cambios mayores
No solo hablamos de abejas, cuando hablamos de abejas.
Los procesos de pérdida y fragmentación de hábitat, se han comprobado, afectan a las poblaciones de abejas con y sin aguijón al incidir en el anidamiento (huecos de los árboles) y alimentación (polen y néctar de las flores) entre otros recursos vitales para estas abejas. No solo las abejas son polinizadores, también las mariposas, las aves como los colibríes, los murciélagos y el viento son importantes colaboradores para salvaguardar la biodiversidad de los ecosistemas forestales y mantener el equilibrio.Las actividades económicas, si se hacen sosteniblemente, contribuyen a salvaguardar la biodiversidad, mantienen el equilibrio en la naturaleza y ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas que viven en las comunidades.
Es necesario seguir incorporando, en el sector agrario, el concepto de biodiversidad, debido a que la actividad agroalimentaria es una de las principales causas de pérdida de biodiversidad por lo que se pretende, con recomendaciones, reducir el impacto de esta actividad y mejorar su gestión del medio natural y de los entornos agrarios. Para la mayoría de las personas, la abeja es sinónimo de miel. Quizás algunos, más informados, la asocien también a la cera que se utiliza en productos cosméticos o farmacéuticos, al polen o al propóleos que componen los suplementos dietéticos e incluso a la famosa jalea real.
Todo esto es cierto, pero insuficiente. Las abejas, además, son vitales e inteligentes insectos polinizadores (que transfieren el polen de una flor a otra permitiendo la producción de semillas y frutos), en muchos casos indispensables para que una planta se reproduzca.
Aquí aparece …la apicultura como una herramienta tanto ambiental como socioeconómica y las abejas, como un insecto clave para la biodiversidad.
La apicultura puede ser un buen instrumento para el desarrollo social ya que por sus mismas características:
Requiere poco capital inicial,
No necesita tierras propias,
Es estacional
Utiliza mano de obra familiar
Es accesible para cualquiera
Generan un impacto importante en las economías familiares –existen más de 33.000 apicultores en el país- y
Es vital el servicio ambiental que brinda.

Ahora bien…
Las abejas y las mujeres tienen similitudes.
Empoderamiento de la mujer misionera en la preservación de la biodiversidad mediante el desarrollo apícola.
Un elemento importante a tener en cuenta es que el mantenimiento de la cultura campesina depende en gran medida de las mujeres, ellas son -en la mayoría de los casos- las responsables de la educación y la transmisión de valores a los hijos en el ámbito doméstico. Ellas además manejan las semillas, las variedades locales, desde la recolección, extracción, secado hasta la preparación del almácigo. Cuando esta tarea queda a cargo de los varones, generalmente se produce un vuelco, invirtiendo tiempo y trabajo sólo en una o dos especies.
Como las mujeres también son responsables de la cocina, ellas definen los platos que serán parte de la dieta y con ello también definen las materias primas necesarias para su elaboración, por lo que aquí se juega qué especies y variedades se cultivan y conservan.
«El 95 por ciento de la colmena está conformada por hembras, por lo que trabajar con las mujeres es una imitación de lo que es una colmena, un grupo de mujeres aportando una gotita de miel para crear todo un mundo nuevo. Las dos trabajamos en equipo, entendemos de manera instintiva el término de colaboración y en que la fuerza está en la unión.»

Las mujeres, por naturaleza tendemos a ser metódicas y pacientes con la apicultura, pero eso no quita que los hombres tengan un gran aporte y que demuestren estas cualidades también.
Cuando se cooperativiza, se provee de los recursos y capacitación necesarios, a través de reuniones, charlas, compartir experiencias, trabajos en equipo, supervisión directa y acompañamiento para realizar emprendimientos apícolas (miel en sus distintas versiones y derivados de las colmenas).
Para eso debimos trabajar en:
Contenidos adaptados y adecuados a su contexto, necesidades e idioma.
Proporcionar un ambiente seguro para compartir y aprender, proporcionando oportunidades de aprendizaje, mejorando habilidades individuales y colectivas para la toma de decisiones
Sensibilidad de género: barreras específicas de género limitan aún más la capacidad de las mujeres apícolas para innovar y volverse más productivas.
Accesos y herramientas para compartir: tiene menos accesos a telefonía, computadoras conexión inalámbrica y se enfrentan a marcas sociales,( el marido es el que usa teléfono etc ) áreas desconectadas y, en general, son pobres.
Asegurar la sostenibilidad: para que las herramientas y capacitaciones se dirijan tanto a mujeres como a hombres, así como a la unidad familiar y a la comunidad para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.
La apicultura ofrece oportunidades valiosas para el desarrollo agrícola rural donde se puede incrementar la producción sostenible, la eficiencia en el agro negocio y los ingresos para una amplia gama de actores.
El accesos de las mujeres a la información y conocimiento aumenta la concienciación sobre la importancia del cuidado de las diferentes especies melíferas, sean estas arbóreas o de porte bajo, el manejo en tiempo y forma de la colmena para la obtención de productos tales como la miel, polen y propóleos, incluir colmenas en sus huertas, huertos y jardines.
Reducir del uso de pesticidas, fertilizantes químicos y principalmente herbicidas ya que de esa manera se preservan especies florales que son consideradas “yuyos o malezas “
Las abejas son importantes agentes en la diversidad, no solo por su capacidad polinizadora sino también como agentes indicadores del estado de salud del ambiente. Su presencia, o no, es indicador del grado de contaminación que puede sufrir un pueblo localidad o ciudad.
Romper el estigma que poseen las mujeres con las abejas, pero en el momento que les demostramos lo beneficioso que es esta actividad no solo por el aspecto económico sino por la salud y el aporte positivo al medio ambiente, es como que descubrirse un mundo nuevo.
Lograr que la mujer misionera y campesina se sienta orgullosa de lo que logra por sí misma, entonces se cambia el concepto típico de la mujer que está en la casa, haciendo la comida, viendo a sus hijos y a su esposo y tener un impacto en la calidad de vida de las mujeres, mejorando y preservando el medio ambiente, aumentando la población de abejas, desarrollar nuevos productos y reducir el déficit de producción de miel. La mujer piensa en términos de comunidad, el hombre no. La mujer crea comunidad. Ahora será la mujer empoderada o con ánimos de superarse, que busca la economía de su hogar, que aporta en esa labor económica que normalmente siempre tienen los hombres. Hay una buena recepción de ellas, se sienten más útiles.
Es halagador decir que esto lo hice yo y lo produje yo. Ellas llegan a mandar en los hogares. La mujer misionera y campesina tiene un sentido propio de lo que hace y lo logra día tras día, en este caso por medio de la apicultura.
Esto es una raíz de lo que se va a lograr, que se diga que la innovación en la comunidad fue por parte de las mujeres, que el desarrollo apícola local se va a abrir por medio de ellas.
Para poder asegurar la supervivencia de las abejas, y otros polinizadores, se deberían tomar medidas políticas enfocadas a los sistemas de cultivo, pero a nivel individual con gestos simples también:
Crear un ecosistema de diversos hábitats basándonos en la rotación de cultivos para controlar plagas y favorecer a las abejas.
Consumir productos ecológicos, locales y de temporada para apoyar al sistema de agricultura ecológica, lo cual es menos perjudicial para los polinizadores.
Localizar a los apicultores cercanos y comprar sus productos provenientes de la colmena, que incluyen la cosmética de cera, miel, propóleos y jalea real, para apoyar la crianza sostenible de abejas.
Ingrid Stein
Imagen de Portada: Cecilia Fernández Díaz
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