Por una ecología con perspectiva de género

A lo largo de la historia, los movimientos feministas han logrado grandes conquistas de derechos hacia la equidad de género. En el ámbito académico-científico, las luchas más recientes se focalizaron sobre las posibilidades de acceso y permanencia de las mujeres en la educación superior y la visibilización de su rol como científicas. Como ejemplos podemos mencionar al “Día Internacional de la Niña y la Mujer en Ciencia” (11 de febrero) y a la campaña “No más Matildas”, que buscan motivar a las niñas a desarrollar una carrera científica a través de la valoración del trabajo de las científicas, históricamente ignoradas. Si bien a nivel mundial la proporción de mujeres en ciencia creció en los últimos 60 años, las brechas de género en productividad e impacto han aumentado significativamente. Esto parece explicarse por el menor tiempo de permanencia de las mujeres como integrantes activas de la comunidad científica (fenómeno conocido como vaciamiento de ducto o “drop out”). Adicionalmente, las científicas reciben menores oportunidades y reconocimientos que sus colegas masculinos, además de tener menos probabilidades que los hombres de ocupar puestos de liderazgo. Sin embargo, ¿qué tanto sabemos sobre el rol de las ecólogas en Argentina? ¿con qué limitantes personales, socio-culturales y laborales se encuentran para alcanzar igualdad de oportunidades en el ámbito de trabajo? Para responder estas inquietudes, en el año 2020 realizamos una encuesta a 477 profesionales de la ecología de Argentina. Aquí presentamos brevemente algunos de los resultados más relevantes:

Respecto a las percepciones personales, el 70% de las personas encuestadas consideró que su producción científica es igual al promedio de la comunidad. Sin embargo, la probabilidad de clasificarse con un rendimiento inferior con relación a los pares fue mayor para mujeres; mientras que la probabilidad de calificarse con un rendimiento superior fue mayor para los varones. Esto indicaría que las mujeres tienen una mayor autopercepción de baja productividad científica. Respecto a las limitantes socio-culturales, las mujeres que tienen tareas de cuidado a su cargo contestaron, en una proporción mayor a la esperada por azar, que ocupan más de una hora diaria en tareas domésticas cuando trabajan desde el hogar. Los varones, en cambio, responden que no ocupan nada de tiempo en tareas domésticas mucho más frecuentemente que lo esperado por azar. Respecto de los limitantes laborales, dentro de grupos con y sin tareas de cuidado, los ecólogos tienen en promedio más publicaciones como primer autor que las ecólogas. Además, las mujeres acceden más jóvenes a becas de formación y a la carrera de investigador/a del CONICET, y permanecen más tiempo en la primera categoría; mientras que comparativamente los varones promocionan a categorías más altas en menor tiempo.

Nuestra investigación evidencia claras desigualdades de género en el ámbito de la investigación en ecología Argentina. Por ello consideramos necesario promover estrategias que valoricen el rol de la mujer en ciencia (en este caso, de las ecólogas), promuevan la división equitativa de las tareas de cuidado y domésticas en la familia, e igualen las posibilidades de ascenso a categorías más altas. En la Reunión Argentina de Ecología a llevarse a cabo del 4 al 6 de Agosto de manera virtual, se estará presentando los resultados del estudio sobre igualdad de género en ecología en una mesa redonda, con el objetivo de discutir caminos concretos de trabajo para lograrlo.

Fuente : AsAE -Colectivo CienciaFem

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