La escalada de deforestación que el mundo ha presenciado en las últimas décadas es uno de los mayores desafíos ambientales que enfrentamos actualmente. Es necesario crear conciencia sobre la urgente necesidad de proteger estos ecosistemas, que son vitales para nuestra existencia en la Tierra y constituyen una medida necesaria para prevenir futuras pandemias.
Según datos de la Universidad de Maryland, publicados en la plataforma Global Forest Watch, en 2019, el mundo perdió el área de bosque primario equivalente a un campo de fútbol cada seis segundos. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que el 75% de todos los patógenos humanos emergentes son zoonóticos, lo que significa que son infecciones originadas en animales. Actividades como la deforestación, la fragmentación del paisaje y la invasión del hábitat aumentan el riesgo de transmisión de enfermedades.
«Si queremos una mejor restauración a partir de la pandemia de COVID-19, el proceso de recuperación global deberá reconocer el vínculo íntimo entre las personas y la naturaleza», declara el organismo de la ONU.
Protagonistas de la degradación
Brasil, la República Democrática del Congo, Indonesia, Bolivia, Perú, Malasia y Colombia fueron los países con más pérdida de selva tropical en 2019 (en orden). Lo común entre todos ellos es que la agricultura es el principal impulsor de la deforestación. En los países latinoamericanos, el 59% de la deforestación entre 2001 y 2018 correspondió a productos agrícolas destinados para el comercio, principalmente la producción de carne de res y soja.
El caso más preocupante en la región es la selva amazónica: uno de los bosques tropicales más grandes y ricos en términos de superficie y biodiversidad, que cubre el 25% de América del Sur. La industria ganadera es una de las principales causas de deforestación en todos los países amazónicos, ya que los ganaderos barren con grandes áreas para liberar espacio utilizado en tierras de pastoreo.
La protección de las selvas tropicales está en nuestras manos
La importancia de los bosques es innegable no solo para prevenir nuevas pandemias, sino también para muchos otros factores que son cruciales para nuestra existencia a futuro. Aunque los bosques tropicales cubren solo el 7% de la superficie terrestre, contienen más de la mitad de las especies del mundo y se conocen como las comunidades terrestres con mayor diversidad genética en la Tierra. Proporcionan gran parte del agua dulce que bebemos, son el hogar de muchos pueblos indígenas, protegen la tierra contra inundaciones, sequías y erosión y apoyan millones de medios de vida.
Además de eso, combatir la deforestación es clave para mitigar el cambio climático. Si la deforestación tropical fuera un país, ocuparía el tercer lugar en emisiones de CO2 equivalente, un índice superado solo por China y los Estados Unidos.
El Economista. MAmbiental